Arquitectura verde, solución al futuro gris
A la mayoría, la definición de edificios verdes o una arquitectura verde no acaba de convencer. Es concepto genérico, poco técnico, pero es cierto que existen edificios que materializan literalmente la expresión, ya que incorporan vegetación, árboles y elementos que los definen como ejemplo de la arquitectura sustentable.
Todo departamento representa una idea poco deseable de nuestra vivienda modelo: espacios aburridos, hormigón, ladrillo y la percepción de habitar un “hormiguero”, pero si incorporamos elementos de la naturaleza en estos espacios ayudarán a sus habitantes a mejorar su calidad de vida.
Hoy, los “edificios verdes” son modelos dignos de ser imitados, ya que desempeñan un papel importante en las políticas ambientales.
Un edificio verde es una construcción sustentable que utiliza materiales naturales, rechaza el uso de sustancias tóxicas en la fabricación de los materiales de construcción, limita el impacto negativo del hábitat humano en el ambiente y reduce el consumo de energía.
De amnera ideal, todo edifico verde debería adaptarse a su entorno natural y a los habitantes, ya que el bienestar de éstos es fundamental. Debería también tener en cuenta prácticas respetuosas del medio en cada etapa del proceso de construcción: diseño, construcción, mantenimiento, rehabilitación, demolición y reciclaje.
Qué, cómo, para qué
Un edificio sustentable se define como la combinación de técnicas y materiales que, juntos, contribuyen a mejorar su desempeño ambiental. Optimización de la eficiencia energética, uso de materiales reciclados, limitación del consumo de agua y de la producción de residuos son elementos clave que definen una construcción sustentable.
Además, se debe tener en cuenta varios criterios, antes de iniciar la construcción de un edificio verde. Los constructores tienen que considerar el proyecto globalmente, con énfasis en instalaciones con luz natural, con aislamiento térmico del edificio, utilización de materiales con baja huella energética en su tratamiento y transporte, en el uso de energías renovables y en la selección de equipos inteligentes, como sistemas de iluminación o calefacción con alta eficiencia energética. Construir una vivienda saludable debería incluir también un terreno sano, por lo que se debe verificar su “estado” (contaminación) y entorno (presencia de fábricas, autopistas…).
Por otra parte, la optimización de la eficiencia energética, uso de materiales reciclados, limitación del consumo de agua y de la producción de residuos son los elementos claves que definen una construcción sustentable.
¿Estructuras naturales?
La construcción natural debe cumplir con dos principios: el de adaptación de la arquitectura al entorno y utilizar materiales sustentable o naturales. Este tipo de construcción utiliza materiales que provienen directamente de la naturaleza y que están disponibles localmente, son reciclables y renovables.
La integración del edificio a su entorno desempeña también un papel importante, ya que debe formar parte de él, lo cual supone una arquitectura inspirada en la naturaleza.
Estas estructuras naturales deberían utilizar también maquinaria de construcción ecológica. Y ya es posible: varias marcas de maquinaria para obras públicas están empezando a fabricar máquinas verdes para limitar su huella energética. Por ejemplo, Volvo desarrolla tecnología verde para promover el uso de fluidos hidráulicos biodegradables, así como la reutilización de componentes para otras aplicaciones.
Un edificio pasivo es una construcción que garantiza un clima interior confortable en verano e invierno, sin sistema de calefacción adicional. El término, traducido de la palabra alemana passivhaus, se refiere a una construcción que tiene como objetivo reducir el consumo de energía, optimizar el uso de la radiación solar, reforzar el aislamiento gracias a energías renovables y la recuperación de calor.
Las casas pasivas suelen tener aspecto compacto, una de las condiciones para lograr bajo consumo energético. Algunas de las características de estas casas pasivas son el excelente aislamiento térmico mediante ventanas con acristalamiento triple, ventanales orientados al sur para aprovechar la luz solar, ventilación mecánica controlada de doble flujo, con recuperación de calor, y sistemas térmicos solares para las cubrir las necesidades de agua caliente.
Al viejo estilo
La primera ventaja de erigir una construcción de madera es su longevidad, ya que este material dura generaciones. Es un elemento natural y biodegradable que permanece intacto, como demuestran las estructuras de madera de las tumbas egipcias que tienen más de 3,500 años. En resumen, la madera es casi eterna, siempre que esté protegida del calor y la humedad. Gracias a su aislamiento térmico eficiente, las construcciones de madera garantizan el confort máximo todo el año porque pueden absorber y difundir el calor.
La madera también puede almacenar carbono (el CO2 almacenado en una casa de madera neutraliza las emisiones anuales de CO2 de cinco automóviles) y es ecológica, ya que proviene de bosques certificados y el costo de producirla, transportarla y transformarla es mucho menor que el de otros materiales.
Por otra parte, puede reflejar y absorber ondas sonoras, razón por la que se utiliza en la construcción de teatros y auditorios. Además, es un magnífico aislante (15 veces más que el hormigón y el ahorro en calefacción puede ser del 80%).
Arcilla verde
Otro material que se utiliza en la construcción de edificios verdes es el ladrillo de arcilla. La arcilla desempeña un papel importante en este tipo de construcción, ya que no necesita doble aislamiento (interior o exterior) porque es “auto-aislante” y, por tanto, sirve como sistema de calefacción, ya que puede almacenar calor durante el día y repartirlo durante la noche. Además, al absorber cinco veces menos agua que otros materiales, limita los problemas de condensación y con ello de humedad.
La construcción de un edificio sustentable no es más cara que la de un edificio “normal” ya que, por un lado, el precio de la energía fósil necesaria en una construcción convencional aumenta y, por otro, se desarrollan cada vez más casas con “préstamos verdes” baratos, por lo que, a largo plazo, la construcción verde resultará más económica.
Comprar o construir un edificio verde es una inversión a largo plazo. Cabe recordar que una vivienda sostenible se venderá siempre mejor, de aquí que decidirse por este tipo de construcción se revela como una elección lógica. Alquilar una vivienda de este tipo también es una opción conveniente, ya que para los arrendatarios las rentas resultan bajas comparadas con el confort que pueden ofrecer.
A modo de conclusión podemos afirmar que la construcción de edificios verdes debe seguir su desarrollo, si consideramos la escasez de recursos no renovables. Este tipo de construcción no constituye una alternativa, sino que debería ser la norma frente a los desafíos ambientales actuales.