La Yesca expresión de alta ingeniería
Texto: Joaquín Esteva
A cinco años de su inauguración, la Presa La Yesca es una presa que requirió de innovadores sistemas y tecnología avanzada aplicada por ingenieros mexicanos. Entre sus principales características sobresale su altura, que alcanza 220 metros, por lo cual es considerada entre las más altas del mundo.
La Presa La Yesca, oficialmente Proyecto Hidroeléctrico “Alfredo Elías Ayub”, es una presa y central hidroeléctrica ubicada en el cauce del Río Grande de Santiago, entre los municipio de La Yesca, Nayarit, y Hostotipaquillo, Jalisco.
La Yesca forma parte de un conjunto de centrales hidroeléctricas que funcionan como una cascada, a fin de ganar fuerza en su caudal con el fin la mayor eficiencia de los sistemas de turbinas generadoras de electricidad.
La gran edificación cuenta con dos turbogeneradores tipo Francis, verticales, que en la cresta mayor de producción alcanzan 750 MW, a través de dos túneles.
Más de diez mil trabajadores excavaron y realizaron el desplante en la zona, apoyados en un gran equipo de barrenación y tractores que movieron miles de toneladas de tierra, principalmente donde se construyeron la cortina de concreto, las compuertas, la casa de máquinas, dos túneles para los generadores, y la subestación.
Dimensiones del coloso
Más de tres mil 650 hectáreas abarca la cuenca de la presa La Yesca, que toma su nombre del poblado donde se ubica, y su embalse a cielo abierto tiene el objetivo de cubrir la demanda energética de la región, así como contribuir al crecimiento del país mediante la generación de energía limpia.
Antes de emprender la tarea de desplazar cinco millones de toneladas de roca, tractores tipo D8N prepararon y limpiaron el área, al mismo tiempo que se colocaron millones de metros cúbicos de roca para dar formar a la cortina.
Durante los trabajos, a 508 metros sobre la base de la presa se abrieron caminos de brecha para subir los equipos de barrenación y los tractores necesarios, y para evitar el desprendimiento de los taludes se aplicaron revestimientos en cada una de las caras de los montículos circundantes.
Durante los estudios de mecánica de suelos, la constructora ICA, junto con otras firmas responsables de la obra, detectó fracturas geológicas, lo cual motivó que ingenieros mexicanos crearan un innovador sistema, con base en estructuras metálicas tipo clavo, con diámetro de nueve metros, que fueron enterradas para que la montaña prácticamente quedara clavada al suelo.
La excavación de los túneles, tanto de la casa de máquinas como de los generadores, se realizaron en tres etapas: piloto-bóveda, ampliación-bóveda y banqueo, hasta concluir con los trabajos de la realización del llamado canal de salida.
Revestimientos y equipo electromecánico
Las rocas previamente instaladas en la que sería finalmente la cortina fueron cubiertas y reforzadas con un revestimiento de concreto. Con el apoyo de cimbra de acero, se sustentó el gran emparrillado necesario en áreas de 40 metros, y dos bombas estacionarias inyectaron el material mediante tuberías de seis pulgadas.
La cara principal de la presa tiene una superficie de 110 m2, y para su recubrimiento el equipo de trabajo armó emparrillados de 15 metros cuadrados, en cuyas uniones ocupó cobre y PVC.
Al mismo tiempo, otro grupo colocó el equipo electromecánico, que comprende las compuertas, las grúas del cuarto de máquinas, los turbogeneradores y la subestación encapsulada aislada SF6.
Para las compuertas se construyó una especie de lumbrera que se ubicó cerca del túnel. Cada una de las compuertas tienen 12.50 metros de ancho por 20 de altura.
Para conseguir la instalación óptima de las compuertas, fueron fabricadas en secciones, se montaron dentro de su vano con el apoyo de grúas, y se soldaron las secciones con máquinas SAF 600. Las compuertas son del tipo vagón, con formato rectangular y tipo tablero.
Posteriormente, se colocaron los turbogeneradores seccionados: para unir cada pieza se recurrió a tornillería de acero inoxidable y soldadura de sello en la parte del acoplamiento.
La construcción de La Yesca tomó cinco años y fue la segunda obra construida con recursos privados; en 2012, año en que fue inaugurada, fue considerada entre las cinco presas más altas del mundo, y la inversión en la gran obra fue de cerca de mil 42 millones de pesos, 30% más de lo programado de manera inicial.