Las bisagras tienen una larga y fascinante historia que se remonta al antiguo Egipto. La primera bisagra metálica conocida se encontró en la cama plegable del faraón Tutankamón, que data de aproximadamente 1350 a.C. Estas bisagras de cobre permitían que las patas de la cama se pudieran plegar, convirtiéndola en el primer mueble plegable conocido.
Más adelante, en la Edad Media, las bisagras metálicas ornamentales se usaban comúnmente para sujetar las puertas de muchas iglesias.
Luego, durante la Revolución Industrial en Inglaterra, se desarrollaron diseños de bisagras aún más ingeniosos, como una bisagra de 1799 que levantaba la puerta por encima de la alfombra al abrirse y luego la volvía a bajar, y otra de 1802 que permitía que la puerta se abriera tanto hacia la derecha como hacia la izquierda.
Aplicaciones innovadoras
Además de su uso en muebles y puertas, las bisagras también han sido adaptadas para aplicaciones médicas. En 1960, por ejemplo, el cirujano Joh Charnley innovó al instalar una articulación artificial de cadera en sus pacientes, que consistía en una bola metálica dentro de una cavidad plástica, funcionando de manera similar a una bisagra.
En la actualidad se han desarrollado nuevas tecnologías que mejoran el rendimiento de las bisagras industriales, al aumentar su resistencia y durabilidad. Esto incluye mejoras en los materiales y diseños para soportar cargas más pesadas, así como sistemas de montaje sin herramientas y mecanismos de cierre suave y silencioso.
Otras bisagras son capaces de soportar tablones que pueden servir como mesas plegables, por que brindan la estabilidad y firmeza necesarias; algunas más pueden ser “invisibles” o de diseño minimalista que permiten que los muebles sean funcionales sin romper con la estética, dando un aspecto elegante y de líneas puras.
Hoy en día, las bisagras siguen siendo un componente esencial en una gran variedad de productos, desde muebles y puertas hasta aplicaciones médicas y más.
Sin duda, las bisagras han desempeñado un papel fundamental en facilitar el movimiento y la funcionalidad de una amplia gama de objetos y dispositivos a lo largo del tiempo, por ello son esenciales.