Mapimí

Mapimí
Reto a la imaginación

Texto: Claudia Arvide Méndez

Situado en el sector nororiental del estado de Durango, Mapimí (en lengua cocoyome: Mapeme, “Piedra en alto” o “Cerro elevado”), comparte su nombre con el Bolsón de Mapimí, región desértica que se extiende entre los estados de Durango, Coahuila y Chihuahua.

Mapimí es un sitio de interés cultural e histórico, ya que formó parte del Camino Real de Tierra Adentro que unía a la Ciudad de México con Santa Fe, Nuevo México, en Estados Unidos, y por su pasado en la minería de los metales preciosos, época de la que quedan importantes testimonios.

Fue declarado Pueblo Mágico con el fin impulsar el aprovechamiento turístico de su valioso patrimonio.

El desierto mapimense estaba habitado por tobosos y cocoyomes cuando llegaron los conquistadores. Los españoles partieron de Cuencamé en viaje exploratorio en busca de minerales preciosos y los hallaron en la Sierra de la India, donde fundaron el asentamiento colonial de Mapimí, el 25 de julio de 1598. El asentamiento español fue destruido varias veces por los nativos, hasta que se consolidó gracias su riqueza minera, una prosperidad que fue creciendo hasta que, en 1928, la mina principal se inundó, y eliminó su principal fuente de sustento.

Otra cara de la historia
Los principales atractivos de Mapimí están relacionados con el pasado minero de la zona y con eventos históricos relevantes. En las cercanías del pueblo se explotó la mina Santa Rita, de la que aún queda la propia mina, su pueblo fantasma, el puente colgante de La Ojuela, y la hacienda de beneficio.

En el pueblo, dos de sus casonas fueron escenario de hechos históricos en la vida de Miguel Hidalgo y de Benito Juárez, y otros atractivos son el Templo de Santiago Apóstol, el panteón de la localidad y las Grutas del Rosario.

Iglesia de Santiago Apóstol. Situado frente a la Plaza de Armas, el templo barroco en cantera labrada con detalles mudéjares data del siglo XVIII. La fachada principal está coronada con una escultura de Santiago Apóstol, y la iglesia es de una sola torre de dos plantas, donde se localizan las campanas, y está rematada por una cruz.

Mapimí y Miguel Hidalgo. Frente a la Plaza de Mapimí, al lado del templo, hay una vieja casa que guarda triste e histórico recuerdo, ya que en ella estuvo prisionero cuatro días, en una celda de madera, Miguel Hidalgo y Costilla, cuando el Padre de la Patria mexicana fue trasladado a Chihuahua, donde sería fusilado el 30 de julio de 1811.

Museo de Mapimí y Casona de Benito Juárez. En otra casona situada en la Plaza de Armas, Benito Juárez pasó tres noches cuando escapaba de las tropas imperiales durante la Guerra de Reforma. En la casa funciona un museo que trata reseña la historia de Mapimí y una de sus piezas más valiosas es la cama en que durmió Juárez. La fachada de la casa conserva el estilo arquitectónico duranguense de la época, y exhibe enseres domésticos, cuadros, documentos históricos y viejas fotografías.

Pueblo fantasma La Ojuela. A 26 km de Mapimí se localiza La Ojuela, pueblo minero abandonado en el que la iglesia quedó petrificada en espera de los fieles, mientras entre las ruinas del mercado aún parece escucharse los gritos de los vendedores que ofrecen los mejores guajolotes y jitomates. La Ojuela creció al lado de la mina Santa Rita y de su pasado y prosperidad sólo quedaron vestigios que los visitantes aprecian.

Puente colgante de La Ojuela. Maravilla de la ingeniería del porfiriato fue puesto en servicio en 1900 sobre un barranco de 95 metros de profundidad. Con longitud de 318 metros era utilizado para transportar el mineral extraído de Santa Rita, en su momento la más rica del país. Fue objeto de restauración, reemplazándose las torres originales de madera por otras de acero. Desde el puente colgante se aprecian espectaculares vistas de la Zona del Silencio.

Mina Santa Rita. En su momento, Santa Rita fue la mina más rica de México por sus vetas de oro, plata y plomo. Llegó a contar con 10 mil trabajadores en su época de esplendor. En 1928 la mina fue inundada por aguas subterráneas. Tras varios años intentando desalojar el agua, la mina fue abandonada, con lo cual Mapimí perdió su principal fuente de ingresos.

Actualmente es administrada como sitio de interés turístico por una cooperativa de lugareños que coordina su recorrido. El paseo tiene una duración de una hora y no es recomendable para personas claustrofóbicas. La iluminación del recorrido se hace con linternas. Una de las cosas interesantes que se encuentra en el recorrido es una mula que quedó momificada debido a las particulares condiciones ambientales del lugar.

Tirolesa en la zona de la mina. Frente a la mina de Santa Rita hay tres tirolesas que cruzan el cañón cerca del puente colgante de La Ojuela. Dos de ellas tienen 300 metros de longitud y la tercera alcanza 450 metros. Los paseos permiten ver el pueblo fantasma de La Ojuela y el puente colgante desde las alturas, además de permitir apreciar el cañón de casi 100 metros de profundidad.

Grutas del Rosario. Situadas a 24 km de Mapimí contienen diversas estructuras rocosas, como estalactitas, estalagmitas y columnas que se conformaron gota a gota, a través de los siglos, por el escurrimiento de las sales minerales disueltas en el agua. Tienen una longitud de 600 metros y varios niveles en los que hay salones naturales donde se aprecian las formaciones geológicas. Cuentan con sistema de iluminación artificial que realza el aspecto caprichoso de las formaciones calcáreas.

Zona del Silencio. Se llama así a un área situada entre los estados de Durango, Chihuahua y Coahuila, en la que, según la leyenda urbana, se presentan algunos acontecimientos “paranormales”. Se habla de turistas extraviados a quienes no funcionó la brújula ni el GPS, de problemas con las transmisiones radiales, de avistamientos de objetos voladores no identificados e incluso de extrañas mutaciones que sufrirían algunas especies de la flora del lugar. Lo cierto es que la geografía de la zona afecta el funcionamiento de los aparatos eléctricos y electrónicos.